jueves, 14 de mayo de 2009

LA NINA QUE QUERÍA CAZAR OSOS

Filomena acertó, su hija pequeña era muy revoltosa, curiosa hasta el peligro, incasable y sin temor a pelear por lo suyo con sus dos hermanos mayores. Una verdadera guerrera.

Sus primeros años transcurrieron apacibles, Gina recuerda sus paseos por campos de trigo, jugando en los árboles centenarios de sus Ardenas natales. Ella y sus hermanos jugaban mucho, lo mejor era ir de expedición al bosque para cazar osos… Nunca cazaron ninguno pero ella sabía que se escondían y que un día saldrían de su madriguera… los osos son muy listos y hay que ser paciente…


Por la mañana acudía al parbulario donde aprendía las letras y las cifras, era una niña espabilada y con ganas de aprender.


Pero un buen día de 1914, al volver del colegio notió que algo era distinto. Su padre, normalmente ausente a esas horas de la mañana, estaba allí frente a la mesa donde su madre se apoyaba, de repente le pareció vieja. Llevaba un traje raro que no le había visto puesto nunca, de un verde feo… y en el suelo yacía una enorme bolsa blanca… Luis hijo, llegó corriendo, muy nervioso… y soltó la bomba “¿Papa en serio te vas a la guerra?”, Filomena saltó como un muelle y puso la cara de cuando hay que estar quietos y calladitos. Yvonne, su hermana se puso a llorar, pero eso era normal, era una quejica.


Desde lo alto de sus cinco años Gina no alcanzaba el significado de esas palabras, sabía que su hermano jugaba a eso de la guerra, se ponía de un pesado con su sable de madera, una vez hasta casi le quitó un ojo, así que ella no entendía porque eran todos tan tristes, a ella le parecía bien que papa juegue de vez en cuando, siempre se quejaba que no tenía tiempo ni para jugar a las cartas.


La cena se sirvió pronto y en silencio, cuando se fue a la cama, se extrañó mucho que venga su padre a darle un beso de buenas noches… pocas veces lo hacía… se acercó muy despacito:

- Gina, ¿estás dormida?

- No

- Gina, te quería decir que mañana no estaré ni al otro tampoco…

- Por qué

- Porque me voy de viaje…

- ¡Qué bien!, ¿puedo irme yo también?

- No…. Es que voy muy lejos y puede ser peligroso

- ¿vas a cazar osos?

- Bueno si, algo parecido…

- Ah vale, entonces tendrás que ser paciente porque no salen del bosque tan fácilmente…

- Vale ¿me prometes portarte bien?, no harás ninguna de las tuyas y no le volverás loca a mama con tus expediciones…

- Prometido…

- Te quiero mucho…

- Y yo a ti…pásatelo bien


A la mañana siguiente, su padre ya se había marchado, su madre estaba ensimismada, sus hermanos tristes y callados… fue la primera mañana de muchas otras, iguales de grises… Gina se reconfortó mucho al saber que los demás padres también se habían marchado con el suyo a cazar osos… de repente el pueblo se quedó vacío de hombres jóvenes, sólo quedaban mujeres, niños y ancianos…


La escuela se cerró. El maestro también se fue de caza… a Gina los días se le hacían eternos, Filomena ya no les dejaba correr por allí, siempre parecía asustada, como esperando alguna mala noticia, sus hermanos se encerraban en su cuarto a leer y ella se aburría como una ostra, no peor, como diez otras…


Llegó el mes de agosto, y todos en el pueblo estaban en ascuas… Gina escuchaba palabras que no lograba entender… “están llegando… estamos en su camino no respetan la neutralidad, el rey está con los nuestros en el frente, empezará la batalla”


Gina deduzco que los osos se habían decido a salir del bosque… y claro el pueblo estaba en su camino hacía los demás bosques… pero si el rey Alberto estaba luchando con su padre, seguro que no podrían con ellos

Cuánto más avanzaba el mes de agosto, más tensión se respiraba entre los pocos vecinos y las mujeres se reunían en la iglesia a rezar, los viejos suspiraban y los niños se morían de calor y empezaban a padecer la angustia que les transmitían sus mayores…


El 20 de agosto, Gina se despertó entre gritos y clamores… pensó “ya está, han llegado los osos”, se puso de pie dispuesta a defender su familia y bajó a la calle… pero allí no estaba ningún oso… sino unos hombres que formaban fila, vestidos como su padre pero no del mismo color y con un casco puntiagudo muy gracioso… algunos los que parecían mandar más iban montados a caballo… llevaban fusiles al hombro… los relámpagos del cielo hacían que parecía de día y a lo lejos se escuchaban disparos, Gina entendió que no eran cazadores de osos.

Un soldado se acercó a ella… tenía los ojos muy azul… la habló con un acento muy raro…

- pequeña, entra en casa… schnell


En ese momento oyó los gritos de su madre llamándola, asintió con la cara… cerró la puerta y subió corriendo hacia su habitación donde su madre la encontró, agazapada debajo de la cama.


Pasaron la noche los cuatro encerrados en la misma habitación… oyendo voces y gritos desde las calles, algún disparo…


A la mañana siguiente, cayó la noticia Bélgica estaba ocupada por las tropas alemanas… los soldados belgas simplemente aniquilados.


De repente Gina se hizo mayor, entendió que los osos por muy salvajes que sean eran más mansos que muchos humanos, siendo ellos, los niños sus víctimas más inocentes.


Empezaron meses sombríos, el hambre, el temor, la cabeza gacha… las requisiciones por el vencedor de lo poco que tenían los vencidos…


Pero los niños niños son… y en medio de una guerra o no, lo importante es sobrevivir… por lo menos los combates habían cesado. Y los niños volvieron a jugar… Pasaron 4 años más, Gina cumplió 9.


Un día, cuando iba a granja de su tía a por mantequilla, Gina se cruzó con un chico de piernas delgadas y gafas redondas… era vecino… se llamaba René…

- ¿te acompaño?

- Vale….

- Y después que vas a hacer

- No sé… jugar supongo

- Puedo jugar contigo

- ¿A qué?

- Pues a lo que sea… me aburro, qué mierda de guerra...

- Vale pero yo mando

- Jaja si te dejo


Los dos niños se hicieron inseparables, se protegieron y juraron jamás volver a pasar hambre ni vivir en guerra… crecieron entre soldados sin perder la inocencia, confiando que lo mejor estaba por venir… y lo estaba


Un día de noviembre del 1918, se firmó el armisticio, las tropas alemanas vencidas a su vez se retiraron y todo cambió…


Luis, el gran cazador de osos, del cual nada se sabía en años, y que algunos secretamente daban por muerto, apareció un día por casa… más viejo, más herido debajo de la piel, pero vivo… Después de la derrota, le habían mandado a trabajos forzados en Alemania y le fue imposible mandar ninguna señal de vida…. volvió siendo un derrotado que pocas veces vieron sonreír pero por siempre jamás un superviviente capaz de aguantar lo peor...


Gina y René se hicieron novios… y se casaron… y juntos se embarcaron en la mayor aventura de su vida, destino Africa.

12 comentarios:

  1. Estira la historia Cruela, que Gina se nos hace grande muy pronto,¡ me encanta !

    sigue,sigue....

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  2. Eva

    Es que es parte de la vida de mi abuela, la tengo muy poco documentado, hice el relato según los retales que capté cuando era pequeña porque mi abuela jamás quizo contarnos lo de la guerra
    Besos

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  3. Me encanta esta historia y lo bien q lo cuentas Cru!!!

    Estoy con Eva, si puedes alargala!!!!

    Besicos.

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  4. Putas guerras...

    De todas formas, prefiero que nos marchemos a África en el próximo capítulo...

    Un besazo Cru!
    Elly

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  5. yo de la guerra sé poca cosa, sólo conocí lo que mi abuela me contó de la posguerra española y la otra de la dictadura de pinochet, pero poca cosa porque les trae malos recuerdos
    qué paciencia tuvo tu abuela, y qué valor
    besitos

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  6. Estoy de acuerdo con las demás, alargalo Cruela, que a medida que avanza la historia, sientes pena porque se va acabando!!

    Un beso

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  7. Qué bonita historia! ¿qué paso en África?, cuenta, cuenta

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  8. Buff!!! los pelos como escarpias!!!!
    Que tensión, que emoción me ha encantado

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  9. Me encanta Cruela... estoy medio desaparecida pero no dejo de leerte, aunque sea con menor frecuencia

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  10. Qué bien lo cuentas, dan ganas de saber más.

    Besos... espero la siguiente entrega

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  11. Muy bien narrada, seguiras?...un abarzo.

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