jueves, 8 de septiembre de 2011

EL HIJO ÚNICO - UN FUERA DE SERIE

Crecí en un barrio residencial cualquiera de una ciudad belga menos que cualquiera porque lo cierto es que es horrorosa, pero mi barrio era muy mono que conste, la típica colonia de las afueras con su calles bordeadas de árboles, sus casitas de ladrillo rodeadas de un césped irreprochable cuidadosamente recortado para padres voluntariosos o niños castigados los días que no llueve.... las calles de mi infancia se llamaban con nombres evocadores de la Gran Guerra, la mía era la de la Resistencia, esquina con Germaine Dewandre (a ésa la mataron los teutones por ser una defensora de la libertad, nos lo repetían todos los años en el cole)... también habían unas calles con nombres más bucólicos tipo: Los Tilos, y el mejor "calle del murmullo de los altos árboles"... Bonito ¿verdad? eso sí nunca cabía la dirección en las postales de veranos...

Esa era mi calle....

La verdad que era un entorno estupendo para crecer, pocos coches, todos de vecinos con hijos atentos a no atropellar a ningún hijo suyo o a unos de sus vecinitos, éramos los amos del barrio, todos con bicicletas nos dedicábamos a emular a Eddy Merckx;  nuestro héroe nacional... Siempre en pandilla, ordenada según la edad, mayormente mixta y llena de cabezas rubias como mucho castaño oscuro, hasta teníamos un panocha pecoso y dos cuatros ojos... y así nos hacíamos mayores con armonía y tolerancia - claro era muy fácil porque era un barrio sin inmigrantes, todos éramos hijos de padres con profesiones tan reconocidas como médico, abogado, empresario y/o maestro (en mi caso) y de madres licenciadas en tareas del hogar - todos teníamos un porvenir bastante halagüeño, derecho a soñar y mayormente ningún problema mayor a la vista...
Sólo había un niño quien no encajaba en este paisaje idílico... se llamaba Daniel y no tenía nada de raro...


Bueno era alto para su edad, un poco desgarbado, torpe al andar, no sabía llevar la bici sin las manos en el manillar (yo era excelente en esa materia), no era bruto, no trepaba a los árboles ( yo destacaba en esa materia) pero también le pasaba a Yves que era uno de los 4 ojos de la panda y no le teníamos rigor...

Daniel incluso era simpático, tímido pero un buen chico y cuando jugábamos a la princesa muerta, juego que consistía en imaginar que yo era una princesa valiente que se va a la guerra y muere en combate ante su ejército anegado en lágrimas, Daniel interpretaba muy bien su papel de consejero - claro no podía ser otra cosa ya que los caballeros iban obligatoriamente montados en su caballero de acero - y además como solía estar pálido y tenía ese aspecto un poco frágil daba mucho el pego como chambelán y/o mayordomo inglés y/o consejero de lo que sea, también valía para lacayo encorsetado... Daniel tenía cierto tufillo a rancio y encerrado, era como un niño viejo... por lo tanto no podía ser príncipe, que este papel estaba reservado a Benoît que era el más arriesgado de todos los chicos, y el que más me gustaba por cierto... pero Daniel bordaba su papel de sabio en la sombra, de lacayo bondadoso y entregado a su ama, recuerdo un día en que yo me moría divinamente entre estertores y llantos y él se puso a declamar un elogio a mi gloria con tal ímpetu que me dio vergüenza ajena y me levanté mosqueada diciendo que ya no me moría y que parase de gimotear como una nenaza.. sí así de cruel, en plan madre de Boabdill al dejar la Alhambra.... Cuando vi su mirada me reproché haber actuado de esta forma pero era tarde, le había dolido y se fue a su casa...


Cuando volví a la mía, mi madre experta en descifrar estados de ánimos de sus crías, me preguntó qué había pasado... estaba con una amiga en la cocina, amiga por llamarla algo porque realmente era la típica vecina ricachona aburrida de su vida que pasaba horas quejándose de todo, además era de las que se preciaba de saberlo todo y siempre decía "si yo te contara"... alternaba casas y vecinas, hoy le tocaba a mi madre aguantarla... yo la odiaba porque siempre decía que era bajita por mi edad y además me reprochaba ser un chicazo...Sin muchas ganas le hice un breve resumen a mi madre, procurando minimizar mi culpa y hacer ver que Daniel había exagerado al irse enfadado... y fue cuando la Francine que era como se llamaba la bruja entrometida soltó... "Es que el pobre chico es hijo único y sus padres son tan mayores, es normal que sea rarito"... 
y qué pasa si es hijo único?¿ - contesté yo
- Hombre ya se sabe, todos los hijos únicos están muy mimados y no admiten que las cosas no sean como ellos quieren... es que algunos son padres son muy egoístas y al no dar un hermanit@ a su hij@ crean unos monstruitos.. si yo te contará
Mi madre levantó las cejas en plan "déjalo correr" y me mandó a mi habitación a hacer los deberes, lo que acaté encantada...
Una vez en mi habitación me puse a pensar... Daniel era hijo único y por lo visto tenía un gran problema por serlo... no sabía muy bien porqué pero por lo visto ser hijo único te hacía ser distinto de los demás niños... Era verdad que los padres de Daniel era más mayores que los míos - que eran unos pipollos de 30 y pocos - al nacer su hijo su madre ya había cumplido los 30 y su padre era un viejo de unos 40 con pinta de enfadado... También era cierto que la madre de Daniel siempre parecía preocupada, se frotaba mucho las manos cuando nos hablaba y insistía mucho en que su hijo no se manchase, ni se caiga, ni haga el tonto con la bici... por eso Daniel no se metía en peleas de barro y era muy cuidadoso con sus cosas... todo era cierto sí pero Daniel no era un monstruito como dijo la bruja... es más, podía jurar que era más bondadoso, generoso que mi demás amigos... siempre se podía contar con él. En vez de sentirme aliviada por poder culparle de todo por ser un maldito hijo único, me sentí culpable por haber sido una insoportable egocéntrica como me llamaba mi hermano...
Más adelante mi madre entró en mi habitación... y me explicó la historia de Daniel...


Su madre había sufrido varios abortos antes de conseguir quedarse embarazada de mi amigo; ya habían tirado la toalla porque ella había pasado los 30 y había riesgo de traer un niño malformado.... así que pasó el embarazo asustada...el niño fue prematuro, apenas llevó 8 meses en la barriga de su madre y pesó tan poco que temían por su vida, decían que a lo mejor no llegaba a los 5 años... Pero salió adelante... siempre enfermaba, pasó temporadas en el hospital pero consiguieron que coja peso, creció rodeado de mimos pero finalmente sano, eso sí a base de costosos tratamiento y una alimentación especial, que obligaron a su padre a tener dos trabajos... por eso siempre parecía preocupada su madre, por eso no tuvo más niños, por eso su padre siempre parecía serio y cansado... por eso Daniel era sencillamente un hijo más sensible que los demás y por eso le tenía que pedir perdón... No hizo falta al día siguiente Daniel se presentó y le nombré príncipe por primera vez... no tenía caballo de acero pero sabía mucho de estrategia... a los demás no les gustó la idea pero Yo mandaba porque era la princesa muerta y había inventado el juego.

Hoy al dejar a mi hija en el insti me puse a contar la cantidad de chicos que sabía no tenían hermanos, empezando por mi hija, conté hasta 8... en un grupo de 15... más de la mitad. También me fijé en las madres de los niños de parbularios... la mayoría visiblemente mayores de 30... y pensé en cuánto hemos cambiado en 30 años...

En España la tasa de natalidad se sitúa en 1,2 niños... Menos mal que ya no pensamos que los hijos únicos son todos unos malcriados, sobreprotegidos por madres histéricas, pequeños despotas que no comparten sus juegos y se cogen una rabieta ante un No por respuesta... y digo menos mal porque sabiendo que esos hijos únicos un día mandarán el país más nos vale...

Los hijos únicos de hoy en día lo son muchas veces porque sus padres no tienen los medios de tener más niños, porque se casan más mayores, porque estudian más, porque no encuentran una casa donde vivir, o porque le sale de los huevos tener uno solo... Como siempre es la forma de educar que hace que un niño sea tolerante, generoso, abierto a los demás... y creo que así es mi hija única...  y me acordé de Daniel y me pregunté "¿cuántos hijos tendrá ahora?" no lo sé pero seguro que será un magnífico padre... VAMOS ÚNICO en el sentido extraordinario fuero de lo normal que es como prefiero definir la palabra

6 comentarios:

  1. Es verdad, ahora no hay ni tiempo ni medios para tener hijos, sobre todo con los tiempos que corren.

    Un besazo guapa.

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  2. Cuando la media se situaba en los tres y pico, ser hijo uníco era extraño y raro, ahora lo raro es brincar de dos, si es que has llegado tan lejos; tener hermanos es estupendo y no tenerlos supongo que también tiene sus ventajas, sería estupendo que acertar con la educación dependiera de algo tan simple como el número, pero me temo que no es así.
    Un saludo

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  3. A mi de pequeña la frase que más oía era ¿PERO TU ERES HIJA ÚNICA? PUES SI NO LO PARECES PARA NADA!!
    Y mis padres alardeaban de lo buena que era y además de que era hija única...

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  4. Que buen post ! como han cambiado los tiempos ... hubo una época en que me sentí mal y rara por ser hija única, lo fui hasta los 8 años, y era por que era la única de mi clase ! que distinto lo veo ahora jajajaj ...

    Besos !

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  5. La media de los de la clase de E. sale bajita...en la de mi hija solo son 3 o 4 los que tienen hermanos. Desde enero 5 (por la bebe)

    Y padres menores de 35 años...solo eramos un par...

    Tambien te digo una cosa: hemos tardado demasiado en tener la segunda. No era para tanto!!

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  6. Es lógico que cada vez menos gente tenga "la parejita" como se decía antes. Ahora, cuando por fin te decides de ir a por un bebé, corres el riesgo de perder el trabajo, te tienes que plantear para cuando un segundo bebé, porque si esperas demasiado te ves con sesenta años y un veinteañero en casa...Con esta época en la que la crisis sobrevuela cual buitre hambriento nuestras cabezas, uno tiene que echar muchas cuentas para saber si puede o no tener "la parejita"

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